xmlns:http://www.myspace.com/missbehaveviour the rain drop sessions / mi catarsis elemental: El gusto de los otros.

lunes, junio 13, 2005

El gusto de los otros.

En una ocasión llevé a uno de mis chimpanzés (músico, baterista mas exactamente...) con uno de mis más grandes amigos (melómano excepcional) que admiro como a un padre, para que se concieran, pensando que se iban a llevar bien.

Mi hombrecito limitado (dos pasiones: la musica y yo...), agarrándole confianza a mi mentor, hizo declaración con vehemencia, de sus opiniones respecto a la salsa, sus orígenes, sus pioneros, sus maestros, y otras especificaciones, que en lo personal, siendo totalmente ignorante del tema (con bailarla me basta), me daban la sensación de que el tipo sabía de lo que estaba hablando. Y lo empezé a mirar con un cierto orgullo...

Viendo sin embargo, que la cara de mi amigo se iba descomponiendo a cada palabra que iba saliendo de la boca de mi adorable simio, sospeché que en realidad eran puras mamadas. Inventé un compromiso, y agarrando amorasamente mi verguenza del brazo, la llevé hacia la salida con la mayor naturalidad posible.

Cuando volví a verlo unos días despues, mi amigo me dijo:
"Cómo puede ser que un hombre de ¿cuanto me dijiste que tiene, 34...?
- huum... si.
- ¿bueno como puede ser que un músico, de 34 años, exprese opiniones tan categóricas, sobre un tema tan relativo, como si fuera un adolecente de 15? A su edad, debería haber entendido que hablar de música es como hablar de política, de religión, de literatura, de cine o de cualquier otra cosa, de hecho, ES CUESTIÓN DE GUSTOS.

Es cuestión de gustos, de gustos, de gustos, de gustos. Retumbó en mi cerebro un buen rato. Arrulló delicadamente mis ideas, estrechó mi agitación, me dió paz.

Discutir, por curiosidad de los gustos del otro... Por interesarte al otro. Hablar con esa ligereza de saber que son gustos, preferencias, placeres, casi gozos. Ofrecidos con gusto. Recibidos con consideración y benevolencia.

No discutir como partir a la guerra. No llevar armaduras ni escudos mágicos. Dejarse perforar el corazón, volar los sesos, empañar los lentes, poner de rodillas, cautivar por otros gustos. No por el enemigo. Rehusarse a considerar el otro como el enemigo.

A MI ME GUSTA LA LIGEREZA... la ligereza que no nace ligereza. La que nace de tus dudas soseguadas con hartas caricias. La que se asegura de que ninguna pesadez pueda jamas volver a perturbar, a aterrizar, a aburrir...

¡Salud niñas!

3 comentarios:

Chamirú dijo...

Es exactamente lo que significa ir "salsa dancing with your confusion". Sacar los matices a bailar, en una azotea, jalar la cuerda un poco, dejarla correr. No aniquilar, jamás aniquilar. No humillar, jamás humillar. Reir un poco de uno mismo, ayuda. REir de los propios gustos: Admitir los más endebles, sentirse orgulloso de los refinados (o viceversa).

Es como...hablar en una azotea, pulsando ideas y luego admirarse y luego callar, mirar el cielo. Nada de concursos, al fin y al cabo no hay premios. No hay mayor premio que el hablar, así que qué mejor que hacerlo sosegadamente, suavemente, ligeramente, pero siempre, siempre, siempre empuñando la propia verdad (aunque la creamos transitoria o permanente).

Así: Sin mentir. No mentir. No mentir sobre no mentir. No mentir sobre no mentir sobre no mentir. De eso modo nadie se pierde. No hay posibilidad de equivocarse. La discrepancia no es una equivocación. La diferencia es un milagro: Es lo mejor que podemos encontrar en los otros. (Los espejos cansan los ojos y omnibulan la mente).

Así, bailando en la azotea. Sin absolutos. Deliciosamente. Y luego, de postre, un poco de silencio. Y luego, lo que venga luego.

the drop dijo...

"no hay posibilidad de equvocarse. La discrepancia no es equivocación" Por fin me entendiste cabron...

Chamirú dijo...

Y tu a mi, niña.

Salud, nenas!