Boris y Doris

A Boris le gusta follarlas por el culo por paranoico desconfiado. Piensa que las mujeres no pueden fingir cuando se las tira por la supernova... [todo el mundo finge en algun momento de su vida, pero buah]. Si Doris escribiera su biografia, le pondria "Retorica de un bourbon o los matices de la vieja escuela". Doris, su devota hinchapelotas, no lo baja de sicorigido. Nunca entendimos que carajos hacen juntos. De hecho no lo estan. Desde que se conocen estan en perpetuo divorcio.

Saber curarse una cruda con estilo es todo un arte. Y en este aspecto Boris y Doris se entienden. Despues de una noche absurda, de platicas esteriles y mucho whisky llegó inevitablemente una cruda absurda. Caminaron un rato por una calles llenas de sol y de gente, Boris abrió unas puertas de saloon escondidas atras de una parada de autobus, en frente de una tlapalería, y empujó a Doris para adentro. Las cervezas, las botanas, los borrachos que hacen tiempo un miercoles en la tarde esperando a que regrese algo del pasado, el diputeibol que no parece ni diputado ni cliente de teibols, todas estas cosas que hacen que curarsela tiene sentido, alimentaban la brecha abierta en el espacio-tiempo de la cotidianidad hermética de dos escapistas fracasados. Esa tarde Boris entendió que el problema de Doris consistía en creer en cosas que no se pueden invalidar del todo, pero que de seguro no se integrarían jamas en su idea de la grandeza, o sea, la sacro santa vieja escuela.
La lluvia los agarro pedos de nuevo. Seguirla hasta el final, con estilo. Un vestido negro, unos zapatos de tacón, un poco de perfume, un liguero bromista, la actitud tan natural de Doris en medio de tanta gente muy importante, y una bartender argentina haciendo cocteles asesinos [y un culo tan perfecto] relajaron un poco a Boris. El código de barra era la risita falsa descaradamente hipócrita, con la cual se salían de apuros a la hora de casi perder la compostura. Habia que seguir bebiendo, carajo, seguirse divorciando una y otra vez, sino como soportar estar rodeados de tanta repostería?

Boris y Doris. Que nombres! Suena como una pareja de algun circo ruso que ya no existe. Me imagino a Boris lanzando cuchillos alrededor de las curvas de Doris, deseando en secreto que algun dia uno de ellos se entierre en su garganta, por error. Y Doris, soñando conocer por fin a alguien que la libere de su verdugo en potencia, se imagina que un hombre le llevará flores al camerino despues del espectaculo y que le hará conocer los tesoros de tierras lejanas...