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lunes, mayo 30, 2005

literatura

Érase una vez, una chica inteligente, guapa, divertida, sensible, y por lo tanto completamente neurotica (en el sentido clinico de la palabra), inadaptada social, inmadura y totalmente incoherente.
Empezamos bien ¿ no?
Bueno, pues ahora, a esta encantadora criatura, le adjuntamos un chico, (uno de tantos, como suele pasar en estos casos) completamente loco de amor por ella. Un hombre de una especie, cuya escasez se quejan mucho las mujeres. Un hombre sensible y analitico. Un chico moderno, un adepto a la autoflagelación. Un verdadero devoto.
La quiere con asombro, sin poder creer que ella pueda ser tan sensible como para quererlo a él, el, que no se merece nada y ella que lo merece todo. Ella esta en facinación frente a un hombre aparentemente mucho mas hombre que la manada de chimpanzes que llegan a diario a llevarle la misma serenata por inercia social. Un hombre que no le teme al conflicto, es el sueño guajiro de cualquier mujer por mas original que se quiera hacer pasar. Y ese tesoro, ese regalito de Dios (que en semejantes circunstancias se rehabilita con gusto) solo para ella...
¿Que pasa...? ¿Se enamoran, se hacen felices el uno al otro? ¿Gozan de sus inteligencias y sensibilidades, conflictuando para avanzar, y no por pendejadas? ¿Saben la suerte que tienen de haberse conocido y preservan los dos con igual cariño esa cosita tan fragil (porque tan abstracta) que es el amor que se tienen el uno por el otro?
Dream on ¡OBVIO QUE NO!
No no no no no. Desde de luego que no. Ahí les va la cruel neta... El, más la va conociendo, más altura le va poniendo al pedestal. La va llevando a todas partes en su mente como una alegoría, una idea reconfortante, the perfect healing patch. Incrédulo de que ella pudiera siquiera ser real, en ningun momento se percata, de que no sólo tiene sentimientos hacia él, sino que quiere algo grande, algo sublime, y con él, nadie mas que él.
Ahi viene el problema. Ella no lo puede exteriorizar porque es miss tengo razón. Si la va a cagar, mejor se calla y observa. Amasa sus argumentos en busca de claridad hasta que pueda pronunciar su sentencia. Observa, pues, ante sus ojos perplejos a este hombre dando brinquitos de felicidad con su idea, la eternidad de su concepto, la inmaculable belleza de su quimerica estatua. Como un fotografo ciego tomando euforicas fotos de la ventana al lado del modelo. ¿A quien le importa el modelo? Lo importante es hacer fotos. Pero una mujer no puede entender esas cosas. Demasiado concretas e instantaneas. Y ahi se desata la tragedia... ¡Pinches viejas intelectuales!
La estatua cobra vida, rompe el marmol y salta a la yugular del euforico esteta. Cae la sentencia. Lo ama, bueno no, no del todo (sino esta historia no tendría ningun interes), mas bien sería capaz de entregarse a él cuerpo y alma si él empezara a creer en su existencia y dejara de verla como una abstracción.
La literatura que en un principio la hacía derretirse, de repente se vuelve lo unico que le da de él. El se aferra al healing patch. Llora en silencio de no ser el principe valiente que cree que ella espera. Ella se entristece de escuchar los delicados sollozos del otro lado de la pared, pero no hay nada que hacer. La musa se volvio demasiado concreta, y el poeta ya no supo a que se referían sus metaforas...
Asi terminan la mayoria de los cuentos de hadas, salvo que, agrégale gritos, estados etilicos, despedidas avortadas mil veces, y obtienes un cuadro que se acerca mucho mas a la realidad....
¡Ja! ¡Viva el amor cabrones!

2 comentarios:

Chamirú dijo...

Cof. Cof. Cof. Cof.

(Silencio total)

Cof. Cof. Cof.


No more healing patch
No more mr nice guy

(Silencio total)

Pablo Perro dijo...

Y como el cuento de el gato con los pies de trapo y los ojos al revés... ¿Quieres que te lo cuente otra vez?